Miles de japoneses no pueden estar equivocados pero...

Shiseido, la firma de cosmética japonesa, ha tenido la idea, no sé si buena o mala de maquillar a la Gioconda... ¿qué será lo próximo? ¿liposucción a la Venus de Milo? ¿mascarilla de células madre a Nefertiti?
 
  Evidentemente no se trata de la original, sino de una réplica exacta, y lo hacen para promocionar su último maquillaje, que ahora que lo pienso, no sé como se llama...  que cada una le ponga el nombre que quiera: "perfect definition" "satin finish" "second skin" "oxiaction crystal white" ... será por nombres.
 

En el video, la maquilladora Marina Alejandre, muy mona y con el rouge de labios más perfecto que he visto en mi vida, embadurna a la sufrida e impostora Gioconda con una gruesa capa de maquillaje, y supongo que miles de japoneses no pueden estar equivocados pero, en mi modesta y humilde opinión, no sé hasta que punto esta demostración beneficia al producto, y me explico. Si tenemos en cuenta el resultado y nos lo creemos a pies juntillas, porque tampoco nos vamos a poner en plan tiquismiquis y vamos a dudar de la honestidad de la marca, que el maquillaje cubra hasta el cuarteado más profundo y deje a la Gioconda como una chica de 15 años, me resulta como poco,  inquietante... ¿qué densidad tendrá esa masa? ¿desmaquillante a base de cincel y martillo? Vamos, que es tan bueno que tiene que ser malo... o algo así.

  

El milagroso maquillaje ha puesto en marcha mi oxidado hipocampo {y no es fácil} y he recordado a mi tía *Piiii*, un espectáculo en sí misma. De niña, cuando aún no me maquillaba y lo más sofisticado que tenía a mi alcance eran los chicles/pintalabios, saludar a la tía *Piiii* me proporcionaba maquillaje, quisiera o no, para todo el día. Sólo tenía que extender el sobrante de potingue que mi generosa tía me dejaba en las mejillas, ¡tan desprendida ella! Aunque me molaba ir maquillada, en el fondo... y en la superficie sobre todo, saludar a la tía *Piiii*, era una experiencia desagradable, como besar a un sapito, ya sabéis, brillante, resbaladiza, viscosa, ¡desagradable vamos!
La veía de navidad en navidad, y el primer impulso de todos los años siempre era el mismo: taparme los ojos y salir corriendo, es lo que tiene el instinto de supervivencia.
Porque exponerse a la tía *Piiii* tenía efectos secundarios; cefaleas leves, irritación ocular, intermitentes y repentinos destellos de luz en la oscuridad, aparato respiratorio inservible durante días y chirridos de neuronas. Nada grave ni permanente pero oye, era un fastidio. Con el tiempo, desarrollé un sistema para evitarme las molestias físicas; el truco estaba en no mirarla directamente a la cara con el sol de frente y a ser posible, con los ojos entornados o gafas de sol, así, si en un primer momento, no me quedaba ciega con el destello de sus pómulos, conseguía ignorar el psicodélico juego de sus mechas y obligaba a mi olfato a adaptarse a su intensa fragancia {yo creo que sudaba Poison} podía centrarme en el rosa "flamenco-radioactivo" de sus labios que era lo que realmente me maravillaba.... ¿¿qué pasa?? ¡¡eran los 80!!

No sólo destacaba por su arte en el maquillaje, también le daba duro al street-style. Fusionaba, sin saberlo, todas las generaciones y tendencias fashionistas; pasadas, presentes y futuras. Una crack. Pero me estoy yendo por las ramas y esto ya pertenece a otra categoría.

Que quede claro que no critico el maquillaje ni a la gente que se maquilla, es más, yo no me despego de mis  Mineralize de Mac. Critico lo exagerado, lo antinatural y el afán que tienen algunos por querer parar el tiempo, que a este paso, vamos a terminar como en la  película In Time de Justin Timberlake {espero que no me esté leyendo Red Herring}. El cuarteado o las arrugas en la versión mortal, se ganan a pulso a base de vivir mucho, de llorar y sonreír {o porque no se respeta la norma graso sobre magro} y de eso la Gioconda sabe un rato, como para que venga Marina y se las quite de un brochazo ¡y encima, sin haberlo pedido!
 De todos modos, tengo que reconocer que el maquillaje le sienta mejor a la Gioconda que a la tía Mely... ¡uy!

♥

♥