Still life ... o casi

¡Hola! ¿cómo va? ¡¡cuánto tiempo!! ... Nunca sé bien como empezar, además es incómodo saludar y que nadie responda, me siento ridícula y me recuerda el día que conocí al mercero más simpático del sur de España. Al entrar saludé y como el señor no contestó, pensé que no me oyó -tampoco me veía porque estaba de espaldas- así que volví a saludar. Mal hecho. Al mercero debió parecerle una provocación tanto saludo,  porque casi me congela con la mirada de: 

"Te he oído perfectamente". 

 **Cri, cri, cri, cri...**

Estooooo (...)  y ahí me quedé yo, aguantando el silencio incómodo con cara de mongola y sintiéndome culpable por haber dado las buenas tardes. Tampoco esperaba un recibimiento como el del embajador, con montaña de Ferrero Rocher incluída -realmente nos ha conquistado- y la Preysler sonriéndome con su cara de plástico y no, no era la primera vez que me encontraba con un mal educado, pero ¡hombre! eso pasaba ya de mala educación, rozaba el macarrismo.

Míster simpatía siguió mirándome sin decir ni pío y tuvimos un cruce de miradas rollo Clint Eastwood, hasta que pude cerrar la boca y pedirle un bastidor "Q Snap", que por cierto, no tenía. ¡Zas! en toda la boca. Salí toda digna y sin decir adiós, por supuesto.

 -Ahora es cuando vosotros ayudáis gentilmente a que me sienta mejor, compartiendo vuestras experiencias con tenderos no amigables-

Momento incómodo aparte, vayamos al tema que nos ocupa hoy. La cosa no va de fieltro, hoy ando más ilusa que de costumbre y me siento fotográfa, así que os enseño  mis primeras fotos still life, es decir, fotografías de... ¿bodegones? no sé, aunque más bien son "intentos de" -probablemente de aquí a un tiempo, me ría de estas fotos-

La culpa ha sido de Beatriz -esta mujer me tiene sorbido el seso, ya vísteis las fotos que le compré- Hace tiempo leí en su blog, unos tutoriales fantabulosos para montar en casa un "mini estudio". Ya hacía tiempo que me había picado el gusanillo de la fotografía "casera" y estos tutoriales fueron el empujoncito que me faltaba. Están tan bien explicados,  que ni siquiera yo tuve problemas para hacer algo parecido.

 Dejé lo que estaba haciendo y salí disparada a la papelería con el ansia a máximos históricos, dispuesta a arrasar con las cartulinas de colores -a estas alturas, no tengo que repetir lo intensa que soy-
De vuelta en casa, desarmé parte de la sala y cuarto y mitad del comedor, le quité el polvo al trípode y revolví la cocina en busca de... cualquier cosa. Por suerte, ese día, teníamos en casa fresas fotogénicas y mucho me tendría que haber esforzado para no sacarlas chulas. Sólo utilicé, además de las fresas fotogénicas, un vaso y un cuenco, pero ya estoy introduciendo más objetos y probando con picados y distintos ángulos porque en esta primera sesión, todas están tomadas de frente y a la misma altura.
 Coloqué la cartulina como explicaba Beatriz y ¡hala! a disparar como una loca.

Las fotos no son especiales, ni buenas, pero les tengo un cariño insano -seguramente por ser las primeras-

 ¡Cómo cambia el cuenco según el color de fondo!

Si te animas a probar con esto del still life y quieres alegrarte la vista y el corazón, sólo necesitas un trípode, fondos de distintos colores y texturas, objetos que te gusten -o comida como en mi caso- y chorros y chorros de luz natural. De todos modos, no sé que hago dando consejos, teniendo a Beatriz en su Diván azul. 

 Aquí tienes el primer tutorial para montar el "mini estudio" casero,
 aquí el segundo, en el que habla de fondos y bases y éste es el tercero, con consejos para fotografiar objetos.
Aviso, es adictivo.

Besos enormes.