Retomo el mini-ciclo de cine francés con la película francesa más taquillera de la historia. Una comedia con un sentido del humor que seguramente al otro lado del charco no llegan a entender completamente (de la misma forma que aquí no comprendemos demasiado el suyo)
Título: Bienvenidos Al Norte. Dirección: Danny Boon. País: Francia. Año: 2008. Género: Comedia. Interpretación: Danny Boon (Antoine Bailleul), Guy Lecluyse (Yann Vandernoout), Kad Merad (Philippe Abrams), Zoé Félix (Julie Abrams), Anne Marivin (Annabelle Deconninck), Philippe Duquesne (Fabrice Canoli)
Sinopsis
Philippe Abrams, director de una oficina de correos en el sur de Francia, intenta ser trasladado a un puesto de trabajo junto al Mediterráneo. Debido a sus continuos fracasos, decide hacerse pasar por minusválido para conseguir el traslado. Cuando lo descubren, es sancionado con un traslado de dos años a Bergues, al norte del país.
Trailer
Mi opinión
Cuando recientemente tuve la desgracia de ver la infame Bienvenidos al Sur, burda copia de la película que hoy comentamos, me alegré enormemente de haber visto en primer lugar la original. Quizás la película italiana no sea tan mala, pero no deja de ser una repetición de los chistes y gags de la primera, de modo que obviamente sobra.
Por el contrario, la película francesa, aunque no será recordada como una de las mejores comedias de la historia (aunque si el cine hubiese nacido hace diez años, seguramente sí lo haría), sí nos permite disfrutar de un par de horas agradables, con una sonrisa en la boca casi de principio a fin (que no es poco)
Al margen de las comparaciones con la versión italiana, en las que sale ganando por goleada, y además del típico humor francés, la película goza de algunas virtudes poco comunes en el cine actual, como el aire entrañable que destila y su acercamiento a la comedia costumbrista.
También es justo mencionar que seguramente, al tratarse de una película apoyada en los equívocos y confusiones derivados de las diferencias culturales y de idioma, nos haría más gracia si fuésemos franceses y conociésemos de primera mano esas diferencias, pero aún así es recomendable porque nos hará pasar un rato agradable y nos hará reír los suficiente.
¿Cuándo verla?
Propongo dos opciones. Un día de completo bajón, seguro que consigue animarnos. La segunda opción es todo lo contrario, un día de completo subidón, más que nada para continuar por la senda del buen rollo.
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