La regla del minuto, el último propósito del año.

Ya sé, ya sé, a estas alturas debería pensar en los propósitos para el año nuevo, pero como me conozco, prefiero centrarme en los que ya empecé y van por buen camino, que luego vienen las culpas, los arrepentimientos y la mala conciencia y ya lo dijo Mark Twain: "La mala conciencia es como tener un pelo en la boca" y no hay necesidad de tener pelos en la boca ni más peso en la mochila.

Los que ya me conocéis, sabéis que no soy precisamente amante del desorden, es más, me queda poco para doblar la ropa antes de meterla en la lavadora, pero hay ciertas tareas que procuro retrasar hasta el límite del bien y del mal y otras que, aunque son sencillas, no me apetece hacer justo en el momento que deben hacerse. Algunas de estas tareas pueden ser: limpiar los filtros de la aspiradora o de la secadora, revisar y clasificar tickets y recibos, guardar la compra del súper nada más llegar del ídem, guardar la manta sofalera cada noche, cuando ya tengo un ojo cerrado y otro abierto o incluso según el día, doblar unos calcetines me puede dar una pereza tremenda.
 
Así que sin esperar a 2013, hace unas semanas, empecé a poner en práctica mi último buen propósito, la regla del minuto, que me descubrió la pelirroja Gretchen Rubin en su libro The Hapiness Proyect. Consiste en no posponer ninguna tarea que nos ocupe menos de un minuto. Es tan simple que da la risa, sobre todo porque funciona.
  Por mi obsesión afición al orden, inconscientemente asocio esta regla con recoger, limpiar y clasificar, pero la podemos poner en práctica por ejemplo, para dar de baja la suscripción a esa revista que nunca leemos, y que además de robarnos los cuartos, nos mina la moral, y que por no dedicarle 1 minuto, seguimos recibiendo religiosamente cada mes.
Aunque el libro no ha obrado milagros en mí -tampoco los esperaba-, tiene cosas que me han hecho pensar, que ya es bastante, y replantearme ciertas conductas que me estaban convirtiendo en una especie de Grinch -por las fechas-.

 Bien es cierto que limpiar los filtros de la aspiradora me lleva más de un minuto, bastante más, sobre todo por ese sistema de apertura hijo de satán que tiene, que parece que la fraguaron unos orcos en Mordor, pero no importa, lo importante es que hay que hacerlo, ¿cuándo? ahora, ¿por qué? porque luego te vas a alegrar. Como ya os estaréis imaginando, hago mi propia versión de la regla del minuto, porque quién dice un minuto dice diez, la cuestión es hacer lo que hay que hacer o dicho de otra manera; no dejes para luego lo que puedas hacer ahora, que es la versión rápida del conocido refrán y porque es una alegría tener los filtros limpios porque, aunque ahora no lo sabes, la próxima vez que tengas que usarla, sólo tendrás quince minutos para aspirar toda la casa, ducharte, elegir modelito, maquillarte, secarte el pelo para no parecer Gollum -hoy me ha dado por el Señor de los anillos-, bajar los escalones de cuatro en cuatro {¡¡NO HAY TIEMPO PARA ESPERAR EL ASCENSOR!!} mientras con una mano te enrollas la bufanda de cualquier manera y con la otra te embadurnas media cara con cacao para los labios porque bajando las escaleras a esas velocidades, es imposible apuntar y estar donde se supone que tienes que estar sin hacer esperar a nadie, porque como dice Jackson Brown: "Acude a tus compromisos a tiempo. La puntualidad es el respeto por el tiempo ajeno", y yo soy muy respetuosa, mire usted.
En ese momento de histeria total, que te pareces más a Antonia Dell'Atte con sobredosis de Red Bull que a ti misma y pulsas el botón, y el motor de la aspiradora suena a música celestial y tiene tanta potencia que aspiraría hasta la nevera, das gracias a Gretchen Rubin por haberte obligado a limpiar los filtros la semana pasada, cuando la otra alternativa era tirarte en el sofá y hacerte la muerta.
  Ahora, además de tener la aspiradora a punto, tienes la conciencia libre de pelos... ¿mmm? bueno, eso mismo. Palmadita en la espalda para mí.
Y la aspiradora sólo es el principio, porque un día, casi sin darte cuenta, te encuentras con una serie de felices circunstancias que has conseguido gracias al "sólo es un minuto" y que facilitan tu vida y es cuando empiezas a apreciar esta simple pero eficaz regla del minuto y llegar a tiempo a tus compromisos.

 Claro que, si no hubiera estado delante del ordenador, pineando hasta el último segundo como si me fuera la vida en ello, no iría por la vida como el conejo de Alicia -esto ha sonado muy mal, pero ya sabéis a que conejo me refiero- pero como esto ya sería otro propósito, y de momento no estoy dispuesta a rebajar mi dosis diaria de Pinterest... ya si eso, lo dejamos para el año que viene.



 Estaré ausente unos días, los riquísimos guisos de mamá, el calorcito de la familia y las indigestiones, que este año pueden ser de proporciones épicas porque mi madre aprendió a hacer Ferrero Rocher,  nos esperan, así que es el momento de desearos a todos una feliz navidad, que disfrutéis de lo lindo, que seáis muy, muy felices y que el año que viene sea mejor para todos porque si no, yo renuncio. 

Besos enormes








7 comentarios:

  1. Verdad de la buena la que nos cuentas hoy. Mi madre siempre decía haz hoy lo que puedes hacer mañana, y todo será más fácil. Muchas veces lo pongo en práctica pero otras se me hace eterno ese "minuto". En el caso de la aspiradora tardo bastante más en limpiar los filtros después de usarla y cada vez que la uso me pregunto que porque no compré otra. Pero bueno, en muchas tares diarias o bien esporádicas, aplicar la regla del minuto es ganar tiempo que luego puedes dedicar a pinear o poner filtros con instagram a las fotos del móvil. Así que yo me mantengo fiel a la regla del minuto y la aplicaré todas las veces que pueda. Lo ideal sería que los otros componentes de la familia hicieran lo mismo. Entonces sí tendría más tiempo. Qué tengas felices fiestas, pásanos esa receta de los ferrero roches de tu madre (con foto) y que el 2013 sea un año estupendo en todos los sentidos. Un abrazo.

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  2. hola guapa!
    Como siempre me he reido muchísimo con tu entrada, con la que me siento identificada, quitando la parte en que tu ya eres muy ordenadita y yo soy lo contrario:-P (por no cumplir ninguna regla de un minuto, ni de dos...)
    Yo soy de las personas desastre que ordenan cuando ya está todo mal, con el proposito (después del palizón) de mantener el orden y conseguirlo solo durante dos días (tendrás que darme lecciones intensivas para poder mejorar ese aspecto de mi vida para el año nuevo...jejeje.)
    Muchos besotes y que pases unas Navidades geniales ;-)

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  3. Buenas.............que tal vecina, cuanto tiempo sin visitar "tu casa" pero en estos últimos meses ha habido una serie de cambios en mi vida, por lo cual me ha sido realmente imposible........esperemos que poco a poco todo vaya volviendo a la normalidad.
    Te deseo que en estas fiestas seas muy feliz en compañía de todos los tuyos, un besazo enorme!!
    Manuela

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  4. Muy buen post! Está buena esa filosofía!
    Me encantó la foto del conejo, jajajaj.
    Felices fiestas!

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  5. Que buen post, yo desde hace meses aplico lo de "hazlo ahora!", en las cosas imples por supuesto (las dificiles me siguen causando flojera jaja). Feliz año 2013 :)

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  6. Anónimo11.1.13

    hola! muchas gracias por tu visita! he pasado a conocerte y me he quedado enamorada de los cuadritos de fieltro tan bonitos que haces! una maravilla!!

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  7. Cuanta razón, y cuantísimas cosas haríamos si no las demoraramos tanto, siempre por pereza. La verdad es que yo sigo más la regla del último minuto, lo voy dejando hasta que ya no puedo aplazarlo, y entonces es cuando me resigno, y lo hago ;).
    Menudas vacaciones navideñas te estás pegando, parece que el ferrero roché definitivamente te ha atrapado, jeje.

    Un beso

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